Dia 7 es una revista que viene en el periodico universal los fines de semana, es una publicacion muy sustanciosa y actual, aborda temas interesantes y no da mas de lo que debe de ofrecer, solo lo necesario, como todo lo bueno en esta vida la revista es gratuita y como todo lobueno de esta vida tambien tiene su sitio web, aqui algunos pensamientos que encontre en el sitio hacerca de este 15 de septiembre, cada uno con su enlace para que puedan seguir ladiscusion o demas comentariossiles interesa.
El chovinismo es detestable, más si la exaltación desmesurada de la patria es francamente contradictoria con la realidad. ¿Viva México? Sí, celebremos la obesidad, la ignorancia, la falta de civilidad y de civismo de los mexicanos, su homofobia y su machismo. Que vivan sus instituciones injustas, su corrupción, su pobreza, su índice de asesinatos, en fin, su proyecto fracasado.
Sólo por hoy vestiremos de china poblana, haremos chiles en nogada, compraremos banderitas chiquitas, medianas y grandotas, las colgaremos en nuestros coches, en las ventanas de nuestras casas (donde quede espacio… ahí, enmedio de la calca del censo del INEGI 1990 y aquella otra que dice “este hogar es cristiano/católico” – según sea el caso). Sólo por hoy compraremos cuetes a escondidas de polis honestos que nos multarían y de polis mordelones que nos exprimirían la quincena. Sólo por hoy, beberemos del mejor de los tequilas, compraremos Sangrita de la Viuda y pondremos compactos con repertorio musical que va de Pedro Infante hasta remixes reguetoneros, pasando por Chente, José Alfredo y el Mariachi Vargas. ¡Viva México! Gritaremos. ¡Viva Allende!, ¡Vivan Carranza y Madero (¿?)!,¡Vivan los niños héroes (¿¿??)!,¡Vivan los mexicanos y las mexicanas (o al revés, o en neutro. Da igual)!
Soy mexicana y no niego que me gusta el mitote que se arma cada 15 de septiembre. Incluso adoro los puentes estilo California que nos aventamos: vemos a nuestros jefes, maestros o alumnos un día y hasta les sonreímos al terminar la jornada porque sabemos que no los veremos sino hasta pasadas muchas horas de patriotismo etílico-televisado: Lucerito cantando “Guadalajara” y Pedrito Fernández meneándose al ritmo del “Yo no fui”. Las fritangas (cosa que adoro) son las protagonistas. No se diga los fuegos artificiales: estrellas multicolores, la cara del Padre de la Patria y el verde, blanco y rojo en el contaminado cielo de los capitalinos (de todos los estados de la república). Oigo el Himno Nacional y se me “encuera el chino”.
Y como está muy cerca el “delirium mexicanae”, yo me atrevo a pensar: ¿Por qué sólamente se nos ha enseñado a honrar a nuestra patria un sólo día al año? ¿Acaso la parafernalia del 15 de septiembre justifica nuestros orígenes y nuestro derecho a sentirse realmente mexicanos?
¿Y si en vez de celebrar anualmente el privilegio de ser mexicanos –porque sí lo es, a pesar de tanta cosa triste a nuestro alrededor- lo celebráramos los 365 días del año?
No se me asusten. No quiero que hagamos pachanga todos los días. Me refiero a defender nuestro derecho a ser mexicanos: empezar a respetarnos a nosotros mismos y a los demás. Exigir a las autoridades el respeto a nuestra dignidad como seres humanos, con acciones en vez de velitas multitudinarias –que se ven muy bonitas, pero que sirven de poco o nada-. Exigir que el dinero de nuestros impuestos sea destinado a obra pública auténtica, empezando por centros especializados para atender a las personas con discapacidades, eliminando así la falacia altruista del teletón. Exigir que nuestros impuestos fomenten empleos estables y hogares para niños de la calle. Exigir que los pobres, los indígenas y en general todos los marginados tengan para comer bien, y no sólo fideos a la susanita’s style (véase Mafalda). Exigir que las leyes que hay se apliquen de verdad, no comprar libertades ni derechos que sabemos no son nuestros, ni mucho menos permitir que alguien más lo haga en detrimento de nuestra persona.
¡Que viva México, señores! Pero que viva en serio. Vivir el jolgorio del 15 de septiembre, sí. Pero vivir también la dignidad, el respeto y la obligación que tenemos como mandantes de exigirles a nuestros mandatarios cuentas claras y acciones eficaces. ¡Que viva México! ¡Que viva una nueva realidad mexicana! Nunca es tarde para empezar, ¿o sí?
¿A dónde iremos a parar?”, decían nuestros padres. El asunto es que ahora no sabemos si en realidad podremos ver el fin de esta guerra sangrienta, si vamos a poder parar. Los enfrentamientos entre cárteles de la droga y contra el Estado ha llegado a niveles inimaginables. Septiembre dejó de ser “el mes de la Patria” para convertirse en el mes en el que los mexicanos vivimos horrorizados. Montones de cadáveres de Yucatán a Ciudad Juárez. Ríos de sangre del Distrito Federal a Tijuana. Y muchos de los caídos son inocentes. ¿Debe Felipe Calderón detener las acciones contra el narco? Por supuesto que no. Pero sí debe replantearse la estrategia, urgentemente, porque no funcionó. Militarizar México no es una solución, se le dijo. No hizo caso. Muchos le sugirieron, desde diferentes frentes, hacer trabajo de inteligencia antes que sacar a los soldados: investigación criminal, rastreo financiero. Nada. Ahora la Patria está ensangrentada. “¿A dónde iremos a parar?”, decían nuestros padres. Como vamos, a ningún lado…
Es una tarde lluviosa de septiembre y estoy en un rincón de Veracruz, en la sierra norte, donde el sol hoy no salió y la neblina blanca cobija las montañas. A unas horas de El Grito patrio, en esta región sólo se escucha uno, silencioso pero constante: el de los pobres. Aquí donde dicen “Dios no pasó” y los gobiernos tampoco. Aquí donde parece no haber tiempo a la ilusión, donde las esperanzas mueren cada día y el progreso nomás no se ve. Este pueblo Zacualpan, con sus 6 mil habitantes, con sus campos verdes y rodeados de riachuelos que estas épocas se convierten en ríos. Un pueblo gobernado por un PRI que por más de 70 años, hizo de éste su hacienda y unas cuantas familias lo administraron hasta el 2000. Después vino el PAN que ganó una elección fraudulenta con una diferencia de 35 votos y gobernó para los suyos durante un año. Hoy lo gobierna un PRD, un gobierno legítimo que prometió ser diferente, para los pobres, transparente y comprometido. El pueblo sabio y paciente espera que ello sea una realidad. Mientras tanto aquí El Grito lo dan cada día los pobres, los que cada día tiene menos para comer, una tierra que ya no quiere producir y un gobierno que les dice que no se preocupen porque Progresa y Oportunidades va a cubrir sus pobrezas. Aquí el grito lo dan los padres que cada día ven como sus hijos emigran al norte en busca del sueño americano y los más ancianos mueren de cualquier enfermedad, donde sólo hay una clínica pero el médico no llega. Aquí la violencia es cosa de las noticias del radio y la tele, pero hay otro tipo de violencia silenciosa, la pobreza, esa también mata.
de Balbina Flores
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1 comentario:
Buen blog, maestro. Ojalá que nos sigas leyendo en el día siete virtual, y ojalá que sigas poniendo cosas interesantes en tu página, como lo de las profecías mayas.
Pax,
Marlén Carrillo Hdz-Ferman.
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